viernes, 27 de noviembre de 2009

CREATIVIDAD, EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA

CREATIVIDAD, EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA

Luis Gonzalo Duque Muñoz


QUE ES UN MUCHACHO

Los muchachos vienen en tamaños, pesos, colores y surtidos. Se les encuentra donde quiera, encima, debajo, dentro, trepando, colgando, corriendo, saltando. Las mamás los adoran, las niñitas los odian, las hermanas y los hermanos los toleran, los adultos los desconocen y el cielo los protege. Un muchacho es la verdad con la cara sucia, la sabiduría con el pelo desgreñado, la esperanza del futuro con una rana en el bolsillo.

Un muchacho tiene el apetito de un caballo, la digestión de un tragaespadas, la energía de una bomba atómica, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne, la timidez de una violeta, la audacia de una trampa de acero, el entusiasmo de un triquitraque, y cuando hace algo, tiene cinco pulgares en cada mano.

Le encantan los dulces, las navajas, las sierras, la navidad, los libros con láminas, el chico de los vecinos, el campo, el agua (en su estado natural), los animales grandes, papá, los trenes, los domingos por la mañana y los carros de bomberos. Le desagradan las visitas, la doctrina, la escuela, los libros sin láminas, las lecciones de música, las corbatas, los peluqueros, las muchachas, los abrigos, los adultos y la hora de acostarse.

Nadie más se levanta tan temprano, ni se sienta a comer tan tarde. Nadie más puede embutirse en el bolsillo un cortaplumas oxidado, una fruta mordida, medio metro de cordel, un saquito de picadura vacío, dos caramelos, seis centavos, una honda, un trozo de sustancia desconocida y un auténtico anillo supersónico de clave con un compartimiento secreto.

Un muchacho es una criatura mágica. Usted puede cerrarle la puerta del cuarto donde guarda las herramientas, pero no puede cerrarle la puerta de su corazón. Puede echarlo de su estudio, pero no puede echarlo de su mente. Todo el poderío suyo se rinde ante él, es su carcelero, su jefe y su amo. Él, ¡un manojito de ruido caripecoso!. Pero cuando usted llega a casa por la noche con sus esperanzas y sus ambiciones hechas pedazos, él puede remediarlo todo con dos palabras mágicas: Hola, papaíto.

Bert Weeler


Cuando escucho la palabra creatividad, inmediatamente viene a mi mente la imagen de un niño. ¿Por qué un niño?.

Un niño es un ser dinámico, sensible, juguetón (1) por excelencia pero sobre todo humano y como humano que es, tiene dentro de sí implícitas demasiadas expectativas que poco a poco irá llenando; constantemente está viviendo un sinnúmero de acontecimientos o situaciones propias en un mundo, su mundo, un mundo fantasioso, mágico, imaginario, real e irreal a la vez donde predomina la curiosidad, goza investigando y averiguando cosas, se ve bastante capaz de lograrlo con éxito y parece muy creativo al encontrar la solución a problemas que surgen ante su curiosidad; es precisamente en este mundo donde sólo él puede estar originando, estructurando y reestructurando constantemente las reglas de juego, donde es protagonista y espectador al mismo tiempo de cada una de sus “obras de arte”, elaboradas, destruidas y de nuevo reelaboradas en su cotidiano existir.

Pero para que todo este proceso pueda tomar validez, ha sido necesario que este pequeño e inmenso personaje tenga la suficiente capacidad de discernir y sacar el máximo provecho de ciertas influencias, y cuando digo influencias me refiero a personas, familia, sociedad en general y principalmente la escuela, que de una manera u otra puedan cohibir, tergiversar, desvirtuar, frustrar e impedir el normal desarrollo de todo ese enorme caudal de ideas, pensamientos, e incertidumbres, que está dispuesto en ese infinito mar de posibilidades, aventurándose así para poder ser una persona autónoma, flexible, original, reflexiva y con confianza en sí mismo.

La caracterización anterior aplicada al niño, coloca de manifiesto el poder creativo que puede ir evolucionando paulatinamente a medida que éste –el niño- sea estimulado en forma adecuada, teniendo siempre en cuenta sus intereses y necesidades, lo mismo que el contexto en el cual se desenvuelve el infante.

He hablado de la creatividad del niño, pero antes de continuar con estas apreciaciones, creo necesario dar una corta definición de lo que es la creatividad a nivel general, para poder ir desenredando poco a poco esta gran madeja de enredados hilos que nos conducirá a niveles más amplios de conocimiento y apropiación de la realidad y de la fantasía que nos circunda, que nos envuelve.

La creatividad es una manera de pensar, actuar o hacer algo original para el individuo y de algún valor para él o para otra persona. Esto significa que cualquier solución nueva a un problema o la producción de cualquier producto distinto como por ejemplo, una canción, un poema o una maquinaria es un acto creativo. Hay que hacer claridad en el hecho de que una persona no tiene que ser la primera en el mundo en producir una cosa para que ello se considere como un acto creativo, este concepto lo ampliaremos un poco más adelante, cuando lo apliquemos en el aspecto educativo. La creatividad empieza en la mente de las personas. Frecuentemente tiene como resultado, alguna forma de expresión que se puede ver, oír, oler, gustar o sentir.

He dado anteriormente una insignificante descripción de lo que es un niño, ahora extrapolemos esta realidad a nosotros, a los adultos. ¿Quiénes somos?

Somos personajes que habitamos, vivimos y nos desenvolvemos en un mundo, pero este es totalmente diferente al que experimenta el niño, es un mundo vacío de ilusiones, un mundo de situaciones concretas, donde la fantasía no existe, donde se ha perdido la sensibilidad por lo estético, por lo humano, lo lúdico, donde sólo se vive el instante, se actúa para pensar, y se no se piensa para actuar, donde somos títeres manipulados por una serie de eventualidades, que nos impiden en todo momento huir de la cotidianidad, de lo conocido, de la certeza, para ingresar en mundos donde sólo la imaginación, lo poco plausible, lo no lógico, pueda trascender las barreras de lo normal, lo reflexivo, lo evidente, pretendiendo encontrar de esta forma un universo de mundos posibles donde podamos fusionar de un modo certero el niño y el adulto que hay en cada uno de nosotros.

Desde que se empieza a gestar una vida humana, en el vientre materno, incluso desde muchos años antes, dicen algunos autores, se empieza a educar consciente o inconscientemente a través de muchas formas como la música, el diálogo de los padres y otra serie de estímulos visuales, táctiles, auditivos, etc, que son percibidos de diversas formas por el prenatal; estos estímulos se ha comprobado inducen, crean o desarrollan en estos seres facultades intelectuales que los hacen sobresalir por encima de un nivel normal de población.
Siguiendo el proceso evolutivo, el recién nacido continúa desarrollando diferentes etapas de aprendizaje, guiado exclusivamente por la madre, con la cual permanece y comparte el mayor tiempo posible y el medio en el cual ha nacido, que le proporciona diferentes oportunidades para desenvolverse; son sus padres principalmente los que empiezan la difícil tarea educadora del infante, es aquí donde se inicia el desarrollo normal de las facultades del niño, al experimentar e interactuar con cada uno de los elementos que están a su alcance, a su alrededor, utilizándolos a su antojo, dándoles diferentes utilidades poco convencionales, transgrediendo la realidad. Germina ese gran proceso denominado creatividad.

Estando en esta etapa que en algunos dura muy poco debido a diversos factores sobre todo culturales, es donde el autoritarismo irracional de sus semejantes emprende carrera para resquebrajar este proceso. Surge un período difícil, una ardua lucha entre lo que se quiere, lo que se debe, y lo que se puede hacer por parte del niño; el adulto va ejerciendo un control inmediato sobre éste, el niño, y sus capacidades creadoras, es la fase del NO... (NO haga esto, NO haga aquello, NO se suba, No se baje, NO coja, NO diga... etc). Se ha emprendido el gran desbarajuste, el castramiento forzoso de la capacidad creativa del niño, pero aquí no termina este padecimiento, continúa en la institución educativa –llámese jardín, escuela o colegio-, es allí donde el niño –educando recibe una educación que no propicia el incremento de su capacidad creadora, por parte de un personaje totalmente desconocido para él, el maestro, que no tiene un conocimiento real, argumentativo y metódico de sus estudiantes, y es debido a esto, que el educador va menguando consciente algunas veces, inconsciente otras, el potencial creativo que cada uno de los educandos posee, quiere, y no quiere y no puede desarrollar. Continúo con este historial concerniente al papel desempeñado por los educandos y educadores en las diferentes instituciones educativas.

Cuando el joven ingresa al grado sexto de educación básica, tiene que salvar un gran obstáculo que es el paso de la primaria a la secundaria, aquí es precisamente donde se requiere la parte humana y sensible de los educadores para empalmar en forma casi imperceptible estas dos instancias, pero la realidad es otra, cada profesor se preocupa más bien poco o no se preocupa de este aspecto, el estudiante al no tener un guía, un apoyo hace su acceso al nuevo plantel educativo donde al encontrar un medio totalmente diferente del que venía (profesores, compañeros, aulas, metodologías de trabajo, disciplina... etc) se siente extraño, desubicado, invasor de un espacio que él considera que no es de él, -pero que al transcurrir de los días va haciéndolo suyo, propio-, al verse enfrentado a toda esta problemática, el niño estudiante opta por descuidar sus facultades creativas entre muchas otras que posee, poco a poco se va atrofiando, hasta que por no ser puestas en práctica constante y adecuadamente, debido a que la escuela al tener muchas tareas a su cargo, no ubica el pensamiento creador en un punto neurálgico, en un puesto de importancia donde debería estar, en la lista de objetivos y logros de la mayoría de maestros- las pierde en forma casi total. De aquí en adelante se limitará a hacer lo que le digan que haga, a hacerlo como otros quieren que lo haga, sin tener en cuenta sus conceptos, aptitudes, intereses, motivaciones, su propio criterio, se ha desensibilizado para pasar a ser un personaje más de la sociedad, rutinario y pasivo.

Se ha tratado anteriormente el desarrollo humano, y es precisamente éste –el desarrollo humano- hacia donde está orientado el gran proceso denominado educación, es en este sentido que el ...

Hombre en cuanto vive, se desarrolla, se recrece sobre sí mismo, es decir, se modifica de acuerdo con determinados principios, hechos u orientaciones, tiende hacia determinados fines, ejercita cada vez con mayor intensidad y profundidad sus facultades espirituales.

En cuanto vive, el hombre quiere realizarse a sí mismo, quiere ser lo que es capaz de ser y, por esto, se ve obligado a conocerse cada vez mejor, a descubrir cuáles son sus fuerzas más íntimas, a advertir las aptitudes y las posibilidades que lo constituyen y, por consiguiente, a realizar lo que siente que puede y debe ser. Él, centro de fuerzas físicas y espirituales es una unidad en cuanto tal, es persona; la educación es precisamente el desarrollo de la persona humana en su integralidad. Esto confirma que el hombre, en cuanto vive y existe se educa de algún modo, por el mismo hecho que despliega sus posibilidades y obra sobre ellas, aunque no formule un propósito explícito ni tenga la conciencia refleja de educarse.

Ahora bien, si educación significa desarrollo del hombre bajo la acción de diversos factores, en cierto modo todos se educan a sí mismos ya los otros por el sólo hecho de que existen, piensan y obran; principios, ideas y acciones determinan condiciones que contribuyen a la educación del carácter de cada individuo y le sirven para que adapte y forme en un sentido o en otro su propia personalidad. De aquí que el hecho educacional no pueda circunscribirse al ámbito de un determinado círculo de individuos o de una clase de personas que se ocupen a propósito de él. Todos educamos, aunque sólo algunos hombres y determinadas instituciones (la familia en la infancia y la escuela después) se arrogan esta misión. Pero siendo la educación el crecer y el mismo realizarse del valor de la persona, no cesa con el período escolar, sino que continúa durante toda la vida, y los hombres, en todas las circunstancias, se educan individual y recíprocamente.

Por consiguiente, cometido de la educación es fomentar el desarrollo de las aptitudes y de las capacidades del hombre, la libre realización de su espiritualidad, lo que no es otra cosa que tratar de actuar las aspiraciones ideales y el valor de la persona.

Educación es formación de la personalidad humana libre y consciente del propio valor de actividad espiritual unida a su cuerpo. (2)

Por esto se hace necesario que cada estudiante tenga un tutor, un acompañante, un orientador o un guía, que lo encamine por senderos amplios y vastos, donde pueda amalgamar la realidad con la fantasía, donde logre trascender una realidad fantasiosa y una fantasía real en pos de encontrarse consigo mismo utilizando todo lo que tenga a su alcance, no sólo en su mente, sino también en el medio físico en el que comparte con sus congéneres.

Más que cualquier otro animal, el ser humano es capaz de aprender y pensar, comenzamos a aprender a partir del momento en que nacemos y ya nunca dejamos de hacerlo. Casi todo cuanto nos hace seres sociales y civilizados es algo aprendido; desde la manera de atarnos los zapatos hasta la capacidad para leer y tocar el piano; desde el lenguaje hasta la política. Por tanto, es absolutamente fundamental comprender cómo aprendemos los principios que controlan y rigen el aprendizaje, siendo para todo ello necesario que haya una motivación adecuada partiendo de la cotidianidad y dándole significado a lo que en ella ocurre.

Además usamos nuestra mente, es decir, pensamos y razonamos de manera que superamos ampliamente las capacidades de otros animales. Resolvemos problemas, componemos poemas, memorizamos cantidades, pero lo que captamos, lo que consideramos con atención y lo que comprendemos son aquellos aspectos de nuestra experiencia que son particularmente novedosos o que encierran cierto significado o importancia para nosotros. El resto, sólo merece un leve esfuerzo mental para ser percibido y rápidamente descartado. También en este aspecto son importantes e interesantes los sentimientos, las emociones y las motivaciones, son éstas las que nos impelen a hacer algo, las que nos llevan a comportarnos de una determinada manera. Nuestras creencias y necesidades buscan ser satisfechas, las emociones llegan a provocar a menudo actos irracionales.

Se ha dicho anteriormente que la escuela ejerce una marcada influencia en el normal desarrollo de la vida del educando, lo mismo que de su formación integral, ya que éste, el educando, pasa gran parte de su vida dentro de ella más que en cualquier otro lugar; teniendo en cuenta esta realidad, se hace necesario aprovechar precisamente la institución educativa para fomentar la creatividad, tanto en el ámbito individual, como colectivo.

Es así como a nivel social y político, es menester que en nuestro contexto en el cual nos desenvolvemos, llámese América Latina, Colombia o Manizales particularmente, se propongan mecanismos adecuados y sólidos que permitan en forma efectiva activar y desarrollar el nivel intelectual de cada uno de los integrantes de esta gran colectividad, especialmente el concerniente a buscar lo novedoso, lo productivo, lo creativo.

Es mediante este proceso que se han logrado grandes avances en el campo científico, económico, tecnológico e industrial, dando así un poderío a las potencias que han sabido explotar y manejar apropiadamente esta colosal capacidad.

Esto nos lleva a analizar la situación vivida por las naciones que van a la retaguardia en estos campos. ¿Qué estará sucediendo? Si examinamos detenidamente el asunto, podemos descubrir que los países que se ven enfrentados a esta problemática, entre ellos Colombia, no han tenido una política ajustada que conduzca a buscar alternativas de solución para incrementar y mejorar el nivel mental, intelectual y cultural de sus habitantes. Por el contrario, siempre se está importando e implementando descaradamente, sin análisis y reflexión tecnologías foráneas que en nada ayudan a detectar y corregir nuestras posibles falencias, evitando así vislumbrar para después fortalecer nuestras capacidades cognitivas, dando soluciones eficaces a nuestros problemas cotidianos.

Mariano Grondona nos dice al respecto:

... La clave del desarrollo es la innovación. Según sea la cantidad de investigadores y organizadores capaces de cambiar el mundo adonde actúan, así será el ritmo de crecimiento de cada país. Pero la capacidad de innovar y de cambiar que está en el corazón del progreso moderno no deriva de la cantidad de enseñanza recibida sino de su orientación.

Continúa su relato:

... Si admitimos que la riqueza principal de los latinoamericanos no reside en sus cafetales o trigales, su cobre o su petróleo, ni siquiera en sus industrias incipientes, sino nada menos que en ellos mismos, en 400 millones de mentes fértiles en ideas y proyectos sin desarrollar, esa enorme reserva sin explotar se le ofrece a la región como un atajo. Si lo tomamos, podríamos sorprender muy pronto a los países que vienen corriendo en punta de la gran carrera, con nuestra presencia. (3)

Si queremos salir adelante y ponernos a la par con las “grandes potencias”, debemos por lo tanto tener perspectivas hacia el siglo XXI, donde las sociedades que imperen serán competitivas e innovadoras, para lograrlo, los países y sus entidades gubernamentales y no gubernamentales, privadas y oficiales, tendrán que valorar lo más importante que en estos momentos tienen: “El ser humano”, atendiéndolo desde el preciso momento de su nacimiento, proporcionándole una nutrición y salud adecuada, educándolo y formándolo para que proporcione los frutos esperados.

Después de haber realizado algunas reflexiones acerca de la capacidad creativa, se hace necesario retomar algunas consideraciones, tratando de construir un modelo pedagógico –diseñado para desarrollar y educar la capacidad creativa- lo más acorde con la realidad y el contexto en el que se desenvuelve el estudiante cotidianamente.

Pero para poder dar forma a esta obra, se hace necesario conocer y reconocer amplia y profundamente cada una de las piezas que conforman esta gran estructura denominada pedagogía. A continuación se tratará de organizar holísticamente este proceso.

Inicio el viaje al interior del mundo pedagógico con la siguiente pregunta: ¿Cuál será para nuestro caso como educadores del hombre del futuro, el o los objetivos primordiales a los cuales debe apuntar, dirigirse o encaminarse nuestra labor educativa para formar individuos creativos? “Una de las finalidades de la educación es formar individuos capaces de revolucionar los conocimientos aprendidos en las clases” (4)

Cada estudiante como parte constitutiva de ese gran engranaje que conduce a la construcción del proceso educativo, es el encargado de aplicar las diferentes situaciones que se plantean en el aula de clase por parte del maestro, en la vida diaria, empleándolas en casos concretos y particulares, debatiendo, contradiciendo, descuartizando y peleando con cada una de las ideas manifestadas, sin importar a que conclusión llegar, si se está de acuerdo o no con tal o cual opinión, autor, ideología o hasta con el mismo profesor, el hecho es que cada uno de los educandos esté suficientemente dispuesto primero que todo a participar activamente en la construcción y reconstrucción de conceptos e ideas flamantes e innovadoras finalmente estructuradas que tendrán como producto final el desarrollo de ese potencial creativo que ha permanecido latente por mucho tiempo, de acuerdo a su gran número de posibilidades que estén a su disposición.

Sin embargo hay que tener bien claro que la inteligencia, originalidad, la creatividad, el ingenio y la intuición, no son facultades características de algún ser especial o mágico. No, estas aptitudes las poseemos todos los seres humanos en menor o mayor grado, algunas más desarrolladas y activadas que otros, pero de todas maneras ejecutables.

Pero para ponerlas en marcha no solamente es necesario desearlo y quererlo, hay que comprenderlo primero que todo para poder trabajar sobre ello, hay que tener plena conciencia de lo que se va a hacer, además estar suficientemente motivado e interesado, lo mismo que tener dedicación y trabajo, recordando que se aprende a escribir, escribiendo, a pintar, pintando, ... etc, por lo tanto, para desarrollar la creatividad se deben ejercitar constantemente actividades que poco a poco irán fomentando en los estudiantes esta importante actitud creadora para beneficio propio y de una comunidad social, científica, económica, tecnológica, política y por supuesto educativa, que lo requieren y lo piden a gritos para mejorar el nivel de vida de todos y quien es el más llamado a promover todas estas labores, por supuesto es el maestro.

El maestro como un transmisor de información, debe esforzarse para desarrollar una capacidad creativa, seleccionando muy bien la temática y los contenidos que se le suministrarán a los educandos, debe de tener en cuenta trabajar con la realidad vivida por cada uno de sus pupilos, relacionándola con el área que se esté trabajando en un momento determinado, “se crea lo que se vive y se vive lo creado”, de igual manera las actividades propuestas por el docente para impulsar la creatividad deben ser graduales, deben partir de lo sencillo a lo complejo, a medida que se van logrando propósitos elementales se irá elevando el nivel. No se debe forzar en ningún momento la capacidad creativa del estudiante, por el contrario se debe ser flexible, tener paciencia, de igual forma el educando debe poder hacer una reflexión indefinida sobre sus propias ideas, pues no se sabe en qué instante, ni cómo, ni cuándo puede empezar a fluir el caudal de ideas que den formación a algo.

De manera similar es deber del maestro proponer en forma clara las transformaciones que quiere que realicen sus educandos, así no habrá malentendidos y se obtendrán resultados óptimos.

Según Miguel de Zubiría “toda metodología para el desarrollo de la creatividad en la escuela debe exigir y, a su vez, facilitar la transformación por parte de los estudiantes, de Estructuras de ideas aprendidas en Estructuras Ideativas Novedosas (EIN)” (5)

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente por Zubiría, hay que comprender primero el funcionamiento del mecanismo de la creatividad, para poder implementar una metodología adecuada que beneficie el desarrollo normal del proceso educativo, para ello retomaré algunos conceptos trabajados anteriormente.

Todo se inicia con la información que cada uno de los educandos posee o pueda poseer, entre más se pueda aumentar esta información, mayor conocimiento se tendrá de la misma y más fácilmente se podrá trabajar sobre ella; después de existir una información suficiente se procede a analizar en forma ordenada, consciente y reflexiva dicha información, para luego de ser comprendida relacionarla con todas las ideas no sólo las comunes, sino las que van apareciendo poco a poco, las originales, a medida que se va realizando la labor creativa. Por último se procede a hacer un trabajo más profundo que consiste en desarrollar las relaciones previamente establecidas con anterioridad teniendo en cuenta las ideas preformadas y formadas para dar lugar a la formación de nuevas ideas, que no son productos totalmente terminados sino que pueden perfeccionarse progresivamente.

Podemos concluir que para que exista una metodología eficiente para el desarrollo de la creatividad se debe tener en cuenta que:

- Debe existir un proceso de aprendizaje largo que asegure que el estudiante comprenda las ideas iniciales de las cuales partirá para iniciar una nueva construcción.

- El maestro debe diseñar actividades en clase que dirijan las transformaciones que harán los educandos a las ideas aprendidas inicialmente.

- El maestro debe diseñar actividades en clase que le exijan al estudiante desarrollar las ideas iniciales de forma poco convencionales.

- Al irse incrementando la construcción de las ideas nuevas, se deben encaminar a hacerlo en una forma más compleja y específica.

Los recursos que se utilizan para desarrollar la capacidad creativa son diversos, dependiendo de la persona, el momento en que se esté realizando la actividad, el estado de ánimo, etc. Si tenemos en cuenta el texto con el cual iniciamos este trabajo, podemos decir que uno de los recursos principales para desarrollar la creatividad es le misma naturaleza. De igual forma existen otros medios que nos puedan inducir a poner en marcha este proceso como las imágenes, el cine, una rosa, una pareja en un lugar desconocido, todo depende del preciso instante en que se nos encienda el “flash”, el interruptor mágico que nos permita captar en todo lo que veamos, lo que olamos, lo que oigamos, lo que palpemos, lo que percibamos, ese algo que nos pueda brindar un momento de lucidez, de escape a otros mundos donde podamos desbordar por todos los espacios nuestra imaginación.
Se hace necesario que en el momento de la valoración de cualquier obra, sobre todas las elaboradas por nuestros estudiantes, se estimule en forma apropiada todo trabajo creativo producido por los mismos, así éste, el estudiante, se sentirá motivado y su autoestima aumentará, así se incitará a que continúe con esta gran labor, pero haciéndole ver eso sí en forma discreta, que se deben seguir ciertos parámetros para llegar a una meta determinada, ya que sino se tienen en cuenta ciertos preceptos se caería en una anarquía que a nada conduciría.

Para finalizar y teniendo en cuenta que el maestro es el guía y orientador para que el estudiante logre su autodeterminación personal y social mediante una relación de diálogo y apertura se hace necesario que éste, el maestro, posea una mente abierta, no alienada y libre de todo prejuicio, que permita desarrollar las potencialidades creativas, soñadoras e imaginativas del estudiante.

Cada uno de nuestros niños, educandos son un universo único e irrepetible, es por ello que la narración que traemos a continuación nos dejará de alguna manera una moraleja que nos servirá para cambiar el rumbo de la educación castrante e impositiva.

HISTORIA DE LA ESCUELA DE ANIMALES


Un conejo, un pájaro, un pez, una ardilla, un pato y otros animales decidieron fundar una escuela. Todos se pusieron a discutir que era que lo que se debía enseñar, el conejo insistía en que la carrera debería figurar como asignatura, lo mismo hizo el pájaro con el vuelo, el pez con la natación y la ardilla con la trepada de árboles. Todos los demás animales querían también que sus respectivas especialidades contasen en el repertorio de disciplinas. Hecho de este modo cometieron el error garrafal de que todos los animales debían seguir todos los cursos. El conejo se comportó magníficamente en la carrera, ningún otro podía correr como él, pero se dijeron que enseñar al conejo a volar, era algo positivo, intelectual y emocionalmente; se empeñaron en que el conejo aprendiese a volar; lo pusieron sobre una rama y exclamaron “!vuela conejo!” y el pobre animal saltó al vacío, se rompió una pata y se fracturó el cráneo; como consecuencia de la caída, ni siquiera pudo correr decentemente bien y en vez de hacer una sobresaliente carrera sólo obtuvo aprobado y en el vuelo lo suspendieron. El comité de estudios seguía entusiasmado; con el pájaro ocurrió algo parecido: Volaba a su antojo, haciendo toda clase de piruetas en el aire, por lo que era candidato seguro al sobresaliente, pero quisieron que el pájaro excavara agujeros en el suelo como el topo y naturalmente se quebró las alas, el pico y todo lo demás, por lo que ya no pudo volar satisfactoriamente. El comité se contentó dándole un simple aprobado en vuelo y así ocurrió con todos los demás. Adivina cuál fue el alumno más distinguido de aquella escuela? Pues un águila retrasada mental, ya que lo podía hacer todo más o menos bien.

Muchas veces como maestros somos los causantes de la deserción de los estudiantes, del fracaso de grandes valores intelectuales y todo aquello por no atender las diferencias individuales de nuestros educandos.

Todo educador debe hacer que sus estudiantes sean quienes organicen sus conceptos de acuerdo con la experiencia y las orientaciones dadas por el profesor; es decir, que sea el estudiante quien indague, trabaje y discuta los conocimientos adquiridos de acuerdo con sus propias capacidades para lograr así una educación activa, creativa, formativa, pero sobre todo independiente, lo cual lo llevará a tomar sus propias decisiones y a enfrentar los retos que le presenta la educación del futuro.

¿Hasta dónde hemos permitido a nuestros estudiantes expresarse libremente?

¿Qué pasa con las diferencias individuales del proceso enseñanza-aprendizaje?

¿Será el maestro de hoy un asesor y facilitador de ideas o será un repetidor de textos?

¿Será posible darle un espacio en el currículo a la asignatura de desarrollo creativo para darle una aplicación en el ámbito personal y profesional?


CITAS Y NOTAS


1. “Lo mismo al nivel de niño que al nivel de adulto, la creatividad hace sus experiencias en el juego: Alegre, espontánea actividad que es importante válvula de seguridad para las tendencias reprimidas. En el juego los niños exponen explicaciones provisionales de fenómenos que, en otro caso, les frustrarían.

La expresión creadora exige un período de juego para enlazar la fantasía y la realidad, período que los psicólogos denominan con acierto “prueba de la realidad”. El juego, primero: La construcción lógica, después, como ha puesto de relieve la investigación de Juan Piaget sobre las etapas del pensamiento. La necesidad de juego y fantasía en el proceso creador delinea lo que parece ser importante paradoja. A pesar de la exigencia de esfuerzo consciente y del razonamiento para la solución de los problemas, el pensamiento maduro y creador reclama, al menor en cierto grado, un período de plenitud de juego, de fantasía de los procesos primarios de pensamiento y del estilo de pensar de la niñez”- ROJA GARAVITO, Germán. Módulo de desarrollo creativo. Cread Bogotá. P.

2. SIACCA. Michelle Federico. El problema de la educación. Barcelona: Editorial Luis Miracle, S.A. Pp. 43-46

3. GRONDONA, Mariano. La educación en América Latina. Corremos detrás. En Educación y Cultura. Santafé de Bogotá. No. 29. Pp. 41-44.

4. DE ZUBIRÍA SAMPER, Miguel y de ZUBIRÍA RAGÓ, Alejandro. Operaciones Intelectuales y Creativas. Santafé de Bogotá: Fundación Alberto Merani, 1994. p. 126.

5. Ibid.






















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